El tiempo, experiencias y circunstancias de la vida deben permitirnos
cambiar nuestras hojas, lo superficial, pero no nuestras raíces y
principios. Solo sería válido hacerlo cuando fuera para mejorar, para
construirnos más integralmente como seres humanos. Lo que sí es posible
es que en el transcurrir de nuestra vida cambiemos de opinión, por
variaciones en el entorno, nuevos conocimientos y experiencias, pero
esas nuevas opiniones no deberían alejarnos de nuestras raíces.
No es fácil darnos cuenta
en que momento comenzamos a cambiar raíces, yendo más allá del simple
cambio de opinión. Con el pasar del tiempo al perder contacto con esas
raíces y esencia, nos convertimos en otro individuo, distinto a lo que
fuimos y, tal vez, a lo que inicialmente deseábamos ser. Ese cambio
generalmente es imperceptible para nosotros, pero si visible para
quienes nos rodean.
En este proceso de cambio perdemos contacto con la "real realidad" y la realidad se transforma en "nuestra realidad". Terminamos escuchandonos solo a nosotros mismos o nos rodeamos unicamente de personas que nos dicen lo que queremos escuchar, construyendo nuestro propio e irreal mundo.
En este proceso de cambio perdemos contacto con la "real realidad" y la realidad se transforma en "nuestra realidad". Terminamos escuchandonos solo a nosotros mismos o nos rodeamos unicamente de personas que nos dicen lo que queremos escuchar, construyendo nuestro propio e irreal mundo.
Por el
contrario, cuando conservamos nuestras raices y esencia, los nuevos
conocimientos, experiencias y su reflexion nos permite aprender y crecer
cada vez mas, transformandonos en mejores seres humanos.